🤡
Madame Neuville necesitaba urgentemente un bufón. Su primo no estaba
disponible. Le valía cualquiera sin experiencia mientras fuese muy
desgraciado y muy divertido, o también alguien molesto e histriónico
pero que fuera mínimamente guapo. Siempre le surgía algún regalo que
desenvolver durante el día y no tenía tiempo para preguntar a nadie. Las
arrugas apremiaban para entretenerse en todo momento y mientras tanto
en el salón se acumulaban dulces, flores, joyas, animales exóticos,
nuevos tapices, nuevos jardineros. Pensó en sustituir la idea de
encontrar un bufón con la de que un marido le encontrase a ella. Madame
Neuville era feliz en su abundancia pero en aquellas horas de la noche
en las que se sentía desvalida, en camisón de oro y borracha de
afeites... ¿podría ser su propia bufona? 🤡
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario