Reflejo

Vivo más en los reflejos de los espejos y de las ventanas

Soy el yo más puro, sucio de polvo y arena

No se le escucha encerrada su voz en la prisión de cristal, tiene una puerta abierta de carne, de portillos de arterias y chimeneas de sangre.

Mi reflejo es más guapo que yo, sus ojos parpadean infinitos, sus movimientos de luna son más elegantes.

Bailarín bidimensional, que salta y permanece sentado.

Mi reflejo es mi hermano gemelo involuntario. Siempre viste mejor porque sus camisas son de vidrieras.

No es que sea mudo. Puede hablar con el sol, sombra mirador, los vecinos creen que soy yo, yo.

Inconsciente espantapájaros, la gaviotas le respetan porque saben que sus heces no calan, ni sus gritos perturban y si quisieran beber de su té chocarían. 

¿Cuál de ellos se llama Juan y cuál de ellos se llama Juan?

Su ducha en la mañana es el centelleo de rayos y su jabón Cristasol.

Quizás sea su padre abertura, quizás sea yo hace trescientos años.

Frente al jardín interior riego pensamientos, hay un bonsai que parece aún más pequeño. 

Mi reflejo huele a cordero, el tacto de mis manos mientras observo a oro.

Su cabeza es una trampilla por la que salgo, su corazón un azulejo que abrillanto.

Mi perfil evidencia la paz de la voz de la familia que llama a poner la mesa, la huída del plano, la guerra que comienza con el vermú frente a una pared completamente blanca.