🦇🦇🦇🦇🍭🍭🍭 (sopa)

Mantenía dentro de una caja de zapatos a varios murciélagos bebé. Al haberlos visto caídos bajo el árbol como galletitas andantes, no pude resistir la compasión hacia mis compañeros e hice unos agujeros en la caja mientras tanto. Había quedado con Amanda en que vendría a verme a casa y no estaba dispuesto a que los descubriese. Le parecería raro algo que a mí me enternecía como una mascota más. Absorto en mis pensamientos pisé sin querer la caja, y aturdido, los cogí con mis manos y los metí en la sopera de porcelana. Sonó el timbre. Era Amanda. Los murciélagos bebé gritaban, intentaban escalar el interior de la pieza resbalando y los ultrasonidos que emitían eran insoportables. Mentí a Amanda, le dije que lo que escuchaba era mi estómago. Era febrero, hacia frío y quiso prepararme una sopa de tomate. 

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Realmente me di cuenta de que no se encontraba bien de la cabeza cuando me dijo que su objetivo en la vida era convertirse en un actor reputado de Hollywood. Zeta no era actor, ni siquiera había asistido a clases de interpretación. Tenía talento natural para mentir, eso sí y de que la gente se apiadara de él al ser conscientes de que mentía. - "El sueño americano", reía. En esos momentos que compartíamos una vez a la semana siempre me sentía como un adolescente. - Ganar un Óscar, se ponía serio. Cogió la cerveza como si fuera una de las estatuillas de oro. Yo fumaba y asentía. - Para empezar sólo es necesario tener contactos allí, ¿Conoces a alguien allí? Le respondí que sí porque quería continuar con su mentira. - Tengo una prima del pueblo que trabaja allí como camarera. - Si reuniésemos el dinero suficiente para los billetes de avión... Si continuásemos pidiendo, en dos años tendríamos uno de ellos... El sol caía detrás de la colina. Una valla publicitaria en forma de toro adornaba la ladera. - Me duele la cabeza. Me giré hacia un lado y nos arropados con sábanas de cartón.