Cáceres 451

Tengo un recuerdo de infancia. Se celebraba una feria del libro en Cáceres y leí una mañana de domingo en el periódico que se había producido un incendio y que muchos de los puestos habían sido afectados. Yo debía de tener 11 años. Me picó tanto la curiosidad que salí de inmediato hacia el parque donde estaba la feria. Mentiría si no dijera que albergaba la posibilidad de encontrar entre los restos algún libro que fuese salvable. Recuerdo perfectamente ahora con 35 años la estampa dantesca que todavía aparece fija en mi memoria. Montañitas de libros calcinados. Algunos quemados sólo por la mitad. La mayoría ya agonizantes. Recuerdo andar sobre los escombros de papel. Era mediodía y no había mucha gente. El olor a papel quemado era muy evidente al igual que la pesadumbre emocional que habrían dejado los libreros. Conseguí salvar sólo uno. No recuerdo que título ni de qué autor era. Lo llevé a casa como quién lleva a un enfermo al hospital. 

DÓLAR

-       Te he traído un regalo.
-       (le da un dólar)
-       ¡Un dólar! – ¡Gracias! ¡Es precioso!
-       Puedes ponerlo en la nevera con un imán.
-       ¿Cómo que has traído un dólar de Costa Rica?
-       Se podía pagar con dólares americanos.
-       ¿Qué tal el vuelo?
-       Estuvo muy bien, no tuve a nadie al lado.
-       Recé por ti a la hora del despegue.
-       Ah
-       (…)
-       ... Con el vuelo que vi mi vida pasar fue en el Managua-San José.
-       Hum, estaba durmiendo a esa hora.
-       Ya, no se puede rezar dormido.
-       (mira de nuevo el dólar)
-       Nunca había visto uno, sólo en las películas.
-       Yo tengo otro para mí, lo utilizaré como marcapáginas.
-       Utilicémoslo de otro modo.
-       Hum
-       Métemelo en el pantalón mientras bailo.

parné

Hay una moneda dorada abandonada en medio del campo
Nadie la ve porque está a la sombra del arbusto
En su día fue una rana en el charco
Lío un billete como cigarrillo negro
Pagaré en puros cubanos.
Lamo sellos azules
Estampo caras
Busco en las esquinas de los bolsillos
Encuentro cinco milímetros de cobre 
Fundo en oro el anillo
Alquimia de envoltorios brillantes
Hay un fajo debajo de la cama
Nadie lo ve porque mi cabeza está sobre la almohada
(Veo tu cara en todas las fichas de póquer)

Espejo

No sé si dejé romper el espejo aposta
cuando se descolgó de los tornillos
de la pared verde frankenstein amarillo
durante un segundo lo mantuve en vilo

predije los trozos al apartarme un poco
ya medio en el aire, una imagen en la
cabeza de plumas heladas impolutas

nadie me vio, ni siquiera yo mismo
en la sala vacía, quizás en ese segundo
hubo regocijo en el vuelo antes de tocar
el suelo,

tuve la intuición

una tensión visual a lo Bas Jan Ader

ahora me siento mal, pude hacer algo
haberlo mantenido entero para verme
audaz,
Pero no lo hice y no sé por qué
Puede que fuese por una cuestión estética
un deseo de verlo añicos, como confetti
reflectante de luz de una fiesta negativa
en la que nadie me caía bien

poeta que se mueve distorsionado/
quieto al interior maquillado *SOL
BOSTEZOS de otros tiempos ZZzz
periplo de MÁRMOL 0101000101
[[[[[[[eternidad]]]]]]] pelirroja
sienes de plata de sueños de terraza
doble pantalla doble pantalla dobla
el Periódico TITULAR el ojo mira
al ojo en el ESPEJO eco eco reflejo X
de la ventana el vecino un millón uno 1 1
s o s luciérnagas dentro de la cabeza
chocan con el gris doméstico GRIS

verde piscina

Hojas de parra arañan los azulejos
Mi té caliente sobre las manos
Sólo puedo nadar con mi imaginación
Largos de palabras comunes
Observo hojas marrones
De árboles desconocidos


Se han posado sobre el agua
Roídas de tiempo las flores
En la cerámica

Azul de neón de pérgola
Trampolín oxidado de adrenalina
Hasta han crecido algunas malas hierbas
En cada una de las cuatro esquinas

Son bellas y buenas por la conquista
Esperanza verde de verano
Da una oportunidad al vacío. Da una oportunidad al pecado que no lo es. La nada entre las palabras espacio de reposo de lava negra de pensamientos, las flores. Da una oportunidad al humo de azufre del centro del volcán de tu cuerpo. El templo del silencio, el camino de palabras abandonadas para que sepas como volver. Amigas de pan. Togas pegadas al cuerpo al salir de la bañera. Cada uno de nosotros somos dioses, unos más que otros. Vacuos. Evacuando realidad. Cuando. No des una oportunidad al vacío del androide. Da una oportunidad a tu vacío y sé mármol.