Mientras hago estiramientos pienso en lámparas Art Déco. El sudor se mezcla con cristales de colores. El señor que corre en frente de mí sobre la cinta me mira, yo también le miro pero le atravieso pensando en decoración. Quizás compraría una en aquella tienda en calle Lagasca, pero tendría que sacrificar al menos tres meses de pago en el gimnasio. Por cada brazada en la piscina una bombilla, un escritorio con estilo, una flexión de luz, una vidriera en forma de tulipán. Mientras hago estiramientos pienso en lámparas Art Nouveau. Mi entrenadora me observa a unos metros y yo pienso en El Beso de Klimt. Mi corazón comienza a bombear muy rápido, a generar electricidad. Tengo la potencia de un decorador y la rapidez de un vendedor, en chándal. Reconozco que hago descuentos cuando hago abdominales. Llevo un calcetín de cada color. La música de fondo que suena en el gimnasio para mí es jazz.

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