En el Café Barbieri (diario)

1. Mi joroba de algodón apoyada sobre el terciopelo rojo.
2. Los espejos frente a los espejos.
3. La mesa de mármol como tumba caliente sobre la que firmo un contrato de momentum cliché.

Cuatro actrices en la mesa de enfrente conversan, son felices, al menos lo parecen, son actrices. Me pregunto cuando sacar de la taza la bolsita de té. "Depende de lo fuerte que lo quieras".

5. Las columnas de acero marrón sostienen un techo decorado con frisos neoclásicos de imitación.

"Lo importante es escribir, sea lo que sea". Ensanchar, sacar de la cabeza malas historias, palabras vacías junto a palabras vacías.

Las camareras hoy en el Café Barbieri son demasiado simpáticas. Una de ellas ha estado a punto de estornudar dentro de mi taza. Dice que tiene mal la garganta. Pienso "me da igual". "Depende de lo fuerte que quiera tu estornudo sobre el té".

Quiero el reposo de escribir en un café que me guste y que esté al lado de casa, pero es sólo una ingenua proyección. El té es demasiado dulce y lo que escribo es estúpido. Quizás si lo recitase una de las actrices sonaría mejor. Una emoción profunda puede descifrarse en unas frases ligeras. Me pregunto cuál es el filtro donde queda el poso de confusión que siento, en qué parte del cuerpo. Quizás en el estómago, en el corazón compungido o en cualquier otra entraña.

6. Cojo el periódico.

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