campanas heladas

 

la hostia consagrada al domingo de frío
ecos de manos polares que empujan,
deben ser las doce en San Miguel
devoran al dragón despedazado,
las palmeras canas, las rosas rojas albinas,
la gárgolas tiritan, bailan,
la luz del sol lucha de lanzas al hielo
y entre lo imposible del cool del blanco,
negrura
las carcajadas de los niños muestran sus campanillas
libres y frígidas,
entre ellos disparan balas que se deshacen
antes de herir de muerte por risa,
el fin de la única mejor guerra que siento
que anuncian las campanas

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