DE FUEGO VA LA NOVIA 💥
Era el dÃa de su boda. Y la de su futuro marido también. Pero parecÃa
ser con su vestido con quien se casaba. Tumbado sobre la cama, un poco
hundido en la colcha por el peso de los cristales de Svarovski, parecÃa
por fin respirar. El reposo fuera de la rigidez de la percha. Era un dÃa
nublado. La novia tenÃa sueño. Ese momento serÃa el único en el que
estarÃa sola y decidió echarse una cabezadita junto a su futuro outfit.
Lo abrazó. Besó el escote palabra de
honor. Tan dulce que quiso que fuera presente y se lo puso como pijama
para siesta. Se asemejaba a una serpiente que se introducÃa de nuevo en
su muda. Las nubes que cortaban el ventanal iban cargadas de agua. La
intranquilidad de casarse en abril. Un sol resplandeciente como un
meteorito reapareció y los Svarovski de la cola comenzaron a hacer de
lupa sobre el tul. Los pequeños incendios que se distribuÃan por todo el
vestido hacÃan centellear y más los cristales. La novia lucÃa más que
nunca. Su cuerpo comenzó a subir de temperatura. Sevilla interior. Pensó
entre sueños de anillos de brillantes que tal acaloramiento era
consecuencia del apasionamiento, pero el botones ante la alarma tuvo que
llamar al 080. Los Svarovski saltaban por los aires como balas, hacÃan
agujeros en las paredes que escribÃan "en la salud y en la enfemedad".
Se abrió la puerta y varios bomberos la apuntaron con sus mangueras. La
novia como Juana De Arco arrepentida dijo: sà quiero, agua.
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