Desde que ocurrió
Desde que ocurrió hace sólo unos días no he podido recuperarme del todo.
Sólo un ir de un lado para otro tambaleándome. Aunque en el fondo sabía
que no supondría nada cuando pasara algún tiempo. Simplemente
continuaba sin saber por qué. El tiempo no era suficiente. Todos los
consejos se quedaban en nada. Mis padres, mis hermanos, mis amigos, mi
jefe, mis compañeros de trabajo. Pero yo no podía dejar de pensar en
ello. ¿Era yo el verdadero culpable? Caminaba intentando olvidar.
Veía algunas películas que me recomendaban para intentar superarlo.
¿Por qué era diferente? ¿por qué tantos porqués y ninguna respuesta? El
resto de mis problemas eran absorvidos. Conseguía llevar una vida
normal. Dormía y soñaba cosas de todo tipo. Pasaba el tiempo en lugares
comunes. Iba al teatro. Pero a veces volvía a mí de tal forma y con tal
fuerza que no podía más que admitir que era algo humano, demasiado
humano. Pero ¿por qué yo? Sin embargo, lo que me ocurrió me hacía
parecer más atractivo a los ojos de mis amigos, de mis padres, de mis
hermanos, de mi jefe y de mis compañeros de trabajo. Eso me hacía sentir
seguro dentro del desastre. Parecía llevarlo siempre encima como un
tatuaje. ¿No os parece bella la forma de champiñon de la bomba atómica?
Desnudo lo notaba más, me sentía enrarecido cuando lo pensaba. Si me
preguntaban, nunca mentía, siempre decía la verdad aunque me costase. Es
cierto, que, en ocasiones, inventaba historias para justificarme o le
pedía a quién me acompañaba que la contara en mi lugar. Mis padres no se
avergonzaban delante de sus amigos, al contrario, me acariciaban el
pelo y sonreían. Eso me ponía de los nervios. Quería acabar con lo que
me ocurrió ese catorce de abril y que sigo arrastrando y reflejando en
todo lo que hago: desde cuando meto los platos en el lavavajillas o
escribo. Ese algo que ocurrió eres tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario