Visión de un gato

He visto a un gato meneando tranquilamente su cola por el Paseo de la Castellana. Parecía un sheriff. Miraba hacia un lado y hacia el otro, hacia la diosa Cibeles y hacia el fantasma de la Casa de América, ajeno a los ojos de los viandantes que saltaban como huevos fritos al verle. Brillaba más que los BMWs. Era más elegante que los collares de perlas que sudaban los cuellos. Las palomas se abrían a su paso como un Moisés felino. Quizás andaba buscando a alguna damisela persa de salón de té presa en una caja de oro. Parecía un rey, ese gato callejero, ausente de tejados, pisando el alquitrán, cruzado de amor y amor y de sexo y sexo. 

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