Primer amor

No hay nada que hacer en contra del primer amor
porque el corazón y el estómago virgen sufren el placer
de la primera mariposa que enciende la mecha de la muerte.

No hay nada que hacer en contra de estar a favor
del primer amor porque nunca volveremos a tener esa
sensación de regocijo al llegar a casa y ese placer fetal
en la cama al pensar e imaginar tocando sus pómulos de
calavera blanca.

En las entrañas rojas un beso en los labios rosas, y otro
a través del papel fino que es la frontera del primer amor
consumado.

El brillo de las manos entrelazadas por primera vez en la oscuridad
de la sala de cine.

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