QUIJOTE GYM

Mi monitor de pilates es como mi profesor de literatura. Forzar los abdominales es tan divertido como leer a Cervantes. Chándal y monóculo. Sudor y lupa. Dulcineas y Sanchos a mi alrededor. Jamás un hidalgo se vio en esas posiciones, sólo Rocinante. Los bomberos que se ejercitan en la otra sala son molinos. Es muy difícil sentirse pastoril mientras suena reguetón de fondo, las ovejas huirían. El metal de la armadura cruje a cada repetición como las puertas de un castillo. Todos parecen estar concentrados en sus propias guerras. Lo que sí es una locura es intentar vencer el paso del tiempo. Las canas brotan, el bigote se eriza y la aorta palpita ante la visión del horizonte de pared de espejo. Tengo pluma, tengo papel, tengo un amor, tengo un caballo, tengo libros, tengo un escudero. Hasta llegar a la taberna del gimnasio hay pasillos donde hay fuentes de agua de instituto americano. La lanza no cabe. El estandarte me sirve de toalla. (A través de la luz de la mañana se proyecta la sombra del caballero de la triste figura atravesando el hall, más tonificado).
QUÉ PAZ SIENTO EN EL LEROY MERLIN. ¿Estaré convirtiéndome en heterosexual? Esta mañana compré No más clavos y sentí una revelación tan fuerte como la de Jesucristo liberado de la cruz. Los amplios pasillos, los matrimonios de avanzada edad agarrados de la mano buscando maceteros gigantes, los empleados eficientes y serios vestidos de un verde tan irritante que me calma. La sección de lámparas para mí es como viajar a la luna y ver desde allí todos los planetas. Un hombre con rollos y rollos de tubos negros, engarzados a sus muñecas como si fueran dos pulseras gigantes. Intento ir cada día aunque sólo sea un ratito para rezar sobre las alfombras kilim, santiguarme frente a los botes XXL de pintura y abrir los grifos esmaltados en oro para simular como caería ese agua bendita. Nada de hilo musical, nada de tremendas colas para ofrecer diezmos a cambio de cables, martillos y cortinas. Leroy Merlin es mi oasis, mi resort en República Dominicana, mi templo tibetano. Mis látigos para la flagelación son de allí. ¿Es esto una terapia de conversión con olor a aguarrás?